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Este año tenemos un módulo denominado "Desarrollo Socio-afectivo". Nadie puede discutir que la afectividad en el niño, tiene una gran importancia en su desarrollo. A los educadores se nos caen los fluidos salivales cuando vemos a un niño venir hacia nosotros con los brazos abiertos, para darnos un abrazo o para llenarnos de flemas toda nuestra cara. Por eso, quiero decir que no sólo para el niño la afectividad es un factor indiscutible, para el educador, para el adulto en sí mismo, por naturaleza, necesita sentirse bien, sentirse querido. No hay mejor satisfacción que levantarte una mañana y saber que cuando llegas a tu puesto, te esperan quince niños y niñas que te demuestran cada día, que para ellos eres una de las personas más importantes de su entorno.
La afectividad no es un concepto que se deba aplicarse en una sola dirección, debe ser mutuo, y todavía podemos añadirle más. Un gran grupo creado por personas dispuestas a darlo todo sin recibir nada a cambio, en su lema del día a día debería estar la palabra afectividad.
No es nada nuevo decir que, en nuestros peores momentos, cuando ya no le encontramos el sentido a nada, tenemos que intentar levantarnos y hacer un esfuerzo.
Para mi lo importante no es encontrarle el sentido a las cosas, sino a qué o a quién, quiero darle yo el sentido.
Jose cada dia me sorprendes mas!!jeje realmente me ha encantado tu entrada tan conmomedora y tan sincera. Estoy de acuerdo contigo sobre todo en la parte en la que dices que somos nosotros los que elegimos y decidimos a qué queremos darle sentido en nuestra vida. Desde luego para mí algo que tiene mucho sentido es aprender como tratar y enseñar a un niñ@,ya que sé que es una edad primordial para sus vidas y para mi una gran motivación en mi día a día.
ResponderEliminarHola Jose, he leido tu entrada y me he sentido realmente identificada. Estudio Educación Social y pienso que todos los que el día de mañana queremos desempeñar trabajos que se basen en el trato directo con personas, sea cual sea el colectivo, lo que realmente consigue empaparnos de esta vocación y ganas es ese afecto mutuo del que hablas. La sonrisa de un niño o el agradecimiento de cualquier persona a la que prestes tu ayuda, es un chute de energía y positivismo vital e indispensable para conseguir esa motivación con la que, seguramente, trabajes.
ResponderEliminarLa gente con esta filosofía es la que realemnte merece el título de profesional. Sigue así, un saludo y felicidades por el blog.
Cristina