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Desde hoy, sabemos que se trata de la necesidad que la madre tiene de estar con su hijo recién nacido y que abarca hasta los 6 meses, puesto que a partir de aquí, comienza el vínculo de apego, pero, ¿hay algo más? Lo primero, el debate de esta cuestión se remonta al año 1972, ya que el vínculo afectivo madre e hijo es un tema que apasiona a muchísimos investigadores y esto continúa siendo así después de muchos años. En la actualidad, ya se ha demostrado que el tipo de vínculo afectivo que el niño desarrolla con su madre (ya sea malo o bueno) contribuye a formar el comportamiento y reacciones que tendrá, cuando se le presenten diferentes situaciones sociales a lo largo de su vida.
Este término basado en un lazo fuerte madre-hijo, se fomenta con el contacto de la piel y miradas mutuas que se dan desde que la madre amamanta al niño hasta más adelante. Es un proceso muy rápido, y tiene lugar al mismo nacer el niño, por eso subrayan los efectos negativos que se pueden producir, cuando se dan los casos de niños que nacen prematuros o con algún problema que les obligue estar en la incubadora un tiempo.
El cambio hormonal que sufre la mujer durante el embarazo, sumándole el trabajo del parto y demás preparatorias le hacen sentir competente, segura y mucho más sensible y maternal a la hora de coger a su hijo en brazos por primera vez, en cambio, cuentan estudios que si este prematuro lazo se rompe, puede causar efectos negativos muy importante en el desarrollo de apego de la madre, la cual se vuelve inadaptada y rehacía con su hijo, en mi opinión, no creo que se llegue siempre a tal extremo, pero hay estudios que dicen, que después de tal separación la madre no transmite la misma sensación.
Después de haber estado leyendo sobre el tema, personalmente, no creo que esa situación se de siempre y de forma tan exacta, pues una madre que ha tenido la desgracia de tener a su hijo/a en cuidados intensivos durante un período de tiempo (eterno para ella), si cabe, esto hará que aumenten aún más el amor y el cariño acumulados que ansiosa desea por volcar sobre su hijo. Claro está, que los casos extremos también existen, pero creo que entonces ya estaríamos hablando de algún tipo de trastorno que puede padecer la madre.
Como dato curioso, añado que el bonding, también tiene lugar en algunas especies de animales.
En mi opinión el "bonding" es un proceso de establecimiento de vínculos afectivos de madres y padres con sus hijos que se va intensificando con el tiempo, y no tiene por qué ser de más intensidad en los primeros momentos de vida del bebé, ya que habiendo tantos estudios que explican que superar una situación traumática (en este caso el parto) une a dos personas, también hay muchos casos de depresión postparto, de inseguridad por parte de los padres de que puedan hacerse cargo de su hijo... eso va mucho en cada persona y en cada momento de la vida, pues a lo mejor no se acepta al primer momento de tan buen agrado a un hijo que viene cuando los padres tienen dificultades económicas que cuando tienen al segundo pero están bastante mas desahogados, por ejemplo.
ResponderEliminarCreo que en los primeros momentos, esos sentimientos son sobre todo de ganas de traer al mundo una vida, de ver al bebé, de acabar con el embarazo, etc, pero que realmente empiezan a establecerse vínculos afectivos más intensos cuando los padres enseñan el mundo a sus hijos a través de sus ojos, es decir, cuando una vez salen del hospital lo llevan a casa, cuando le proporcionan experiencias sensoriales diversas como un baño, una nana, una caricia, y también cuando ya el hijo empieza a interactuar con ellos sonriendo, haciendo juegos, empezando a hablar y preguntando ¿porqué?... Como se suele decir, el roce hace el cariño